viernes, 30 de septiembre de 2011

Whiskylin

Eran masomenos las tres de la tarde. Habíamos parado en una estación de servicio a comer un escaso almuerzo consistido en un sandwich y algún que otro vaso de agua. Subimos al micro y emprendíamos el viaje para Bariloche, nos quedaba casi un día de viaje.
    Al retomar comenzamos a jugar a las cartas y a desgustar algunas de las bebidas que llevábamos dentro del micro. Encontramos un problema, dentro de estas bebidas de graduación alcohólica se encontraba una petaca de Whisky que debíamos tomar antes de llegar a los diversos controles hechos por la gendarmería nacional. Decidimos hacer un simple juego de cartas para decidir quien tomaba los shots pertinentes. Gracias a mi pésima suerte tuve que digerir completamente tres vasitos de este Whisky de $10.- totalmente asqueroso. 
   Me bajó un calor importante por el estómago pero no llegué a escupir nada, estar sentado no mejoró las cosas. 
  Al poco tiempo ya habíamos terminado la petaca. Como de costumbre, me dieron ganas de ir al baño y preferí no guardarmelas y quitarmelas de ensima. Cuando entré al baño del micro (muy sucio por cierto), me tomé de una baranda y traté de mantenerme recto frente al acoso de los efectos del whisky y del movimiento del micro. Nose si es que el chofer tomó un bache o frenó de repente, sinceramente no lo recuerdo, pero en el momento en que inicié mi trabajo di una vuelta como si estuviera sobre el zamba y desparrame mi sustancia por todo el baño del micro quedando de cara a la puerta. Asquerosamente quedó todo manchado y tuve que salir muy disimuladamente ya que el olor era nefasto.

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